Cuando no eres magia, ¡eres un dolor tan profundo!
Veo el oasis desdibujarse, ¿era un espejismo? Tengo la sensación de haber estado ahí, bebiendo de su agua, disfrutando su sombra. Me aferro con estas palabras a la promesa de eternidad que me regalaste envuelta en sudor y piel, en almas profundas que ágilmente hoy se han escapado adheridas a las farsas de los periódicos.
Sigo creando mundos misteriosos para escaparme de las realidades que duelen, que asustan, incomprensibles, huyendo cobardemente del sin sentido.
¿Sabes? Han venido a buscarme aquí… si, entre los laberintos de metáforas a los que escapo infatigablemente.
Realmente, no tengo la certeza de entender quien realmente quiere estar aquí y eso me asusta, tratar de explicar esta sensación profunda de saber que sé lo que sé desde antes de que fuera.
Ya no sé si quiero asumirme como creadora de esta realidad que me han dicho sostengo, haciéndome responsable de todo lo percibido, o prefiero seguir inventando estos cuentos que sustituyen a Dios.
Quiero encontrar una manera de regresar a la inocencia que hace crear, que me haga creer, encontrar el camino.
Quizás este momento que se avecina, sea el destino ineludible de la muerte que todos tenemos inscrito en nuestra frente y que, por eso, sólo somos capaces de ver en los demás… nunca en nosotros.
Por más pétalos de rosas que dejemos secando en un absurdo intento de eternizarlos… terminarán siendo polvo, o nada, como cada mínima escena de nuestra existencia. Sin embargo, yo los cuido devotamente cada día poniéndolos al sol, simplemente… porque son bellos, seguramente mi muestra de desconfianza.
Paloma Domitsú (Martha Vargas)
Anécdota Mexicana
2019
Imagen Propia.