
Devoró la biblia, pudiendo devorarse a Nietzsche
Devoraba penas, para crear regocijos
Daba respuesta, consuelo… queriendo engullir la calma.
Piadosa para curarte, dilapidaría tu llanto… engalanaría los duelos.
Contagiaba siempre su esperanza, desgracia para los griegos
mal que en último momento pandora dejaría escapar.
Se curó engullendo letras, sin raza, escuela o credo
Con ellas, magia y ungüento, escribió su propio cuento
Construyó mi ser entero en menos de cien semanas
Hilando pelo piel y mis entrañas con palabras devoradas.
En su ausencia, yo existente, renunciando a los quietismos
al sentir mi ser vibrante, rebelde palpitar humeante
me rindo al dios equilibrio entre el recibir y el dar
que una ofrenda me pide para devolverlo todo
Resolviendo el acertijo, ordenando las palabras
Que mi madre apasionada quiso en vida devorar.
Paloma Domitsú / Martha Vargas
Diciembre 2020 Poesía Mexicana