Atreverse a a hacer Poesía hoy en día, es un claro símbolo de rebeldía. Te comparto un poco de la mía y …si no lo has hecho, espero que encuentres la tuya ….
Fue un sonido constante, agudo, corrosivo e inoportuno quién anunció la catástrofe. Mis oídos retumbaron por el estruendo, y como si tuvieran vida propia, decidieron aprender esa melodía apocalíptica que antecedió a la hecatombe.
No los he podido convencer de que olviden ese canto despiadado… me lo repiten constantemente, vengativos. Tal vez dejen de hacerlo cuando ya nada quede en pie en los alrededores.
Estructurando el conflicto con que alimento mis hienas que se burlan sin parar de este… mi eterno dilema sí fui yo quien te soñó o tú quién me imaginaste.
Enfrentando el sufrimiento de la duda que atormenta ¿Qué fue lo que te faltó que sola aquí me dejaste?
Obedeciendo sumisa al verdugo que me exige enseñar lo que no sé pero que intento entender. Alimentando demonios astutos que me apresuran me urgen que desordene lo que he forzado a encajar.
Como recorriendo una lemniscata (el símbolo de infinito), así transcurren algunas historias; al menos eso me parece, en una sarcástica figura donde el principio y el fin, están siempre entrelazados, lemniscatas que se vuelven tan complejas que recrean callejones que pareciera… no tienen salida.
Capítulo 1 – LA PESADILLA
Bí thogi ndunthe ya pa, pe ndunthe ya pa, ar dängu bí be ar de: thä jar jo’mi, pa ndi hñäts’i ma ‘na jar ha: i ho xki thets’i ar dehe. Ho: ntho mar me:ti ya thä. Bí hñeki ar jo’mi pa ndi ‘ñägi ya thä. (El Origen del Maíz, cuento Otomí… Fragmento)
Traducción: Hace mucho tiempo, pero mucho tiempo, la rata robaba el maíz del tapanco para llevarlo a otra tierra, rodeada de agua. La rata era la única dueña del maíz. Agujereaba el tapanco para robar las mazorcas. (El Origen del Maíz, cuento Otomí… Fragmento) **1
Cecilia Caballero una chamaca bien chula y risueña, dicharachera y con la melena alborotada al viento como los elotes, aún a la fecha algunos la recuerdan en el pueblo.
Si, eso dicen… llegó a Temoaya bien chamaca; era muy buena con los hilados, la coloración de telas y la cocina, también le gustaba cantar.
Le pusieron Cecilia por Santa Cecilia, la patrona de los músicos, los poetas y los ciegos. Santa Cecilia prefirió ser torturada hasta la muerte antes que entregar su virginidad, por eso la madre de Cecilia le puso así, a ver si ella rompía con la maldición que había atormentado a las mujeres de su familia, que tarde que temprano los hombres de razón se las acababan cogiendo y llenando de hijas que tarde que temprano alguien más se acabaría cogiendo también. Esa había sido la historia de sus ancestras, que siempre acababan muriendo jóvenes, pobres y llenas de hijas. Las mujeres Caballero. Las malas lenguas dicen que a alguna de sus antepasadas se la había cogido un español, por eso lo de los pelos de elote y la maldición de la malinche.
Yo estaba segura que hablaba con él todavía recuerdo sus manos tocando mi piel jugamos, reímos, bailamos… huimos dejándonos pistas con pluma y papel.
Los demás, incrédulos sólo nos miraban envidiosos… escépticos siempre cuchicheaban
Ellos solo podían ver lo permitido cómo yo iba sin rumbo y casi… sin ningún sentido platicando al viento, caminando sola siguiendo a la nada que extendía su mano, que yo sinvergüenza y casi sin prisa siempre acariciaba. Y salir huyendo… jugar a escondernos de lo aparente y visible, para hacer castillos con bloques de imposible.
Seguramente escribiré sin que intervengan mis adiestramientos, desbordando los versos que me otorga mi férrea voluntad transformando impredeciblemente lo que me rodea en carnaval de realidades alternas construidas con la magia de las letras.
Cuando su cuerpo no le fue suficiente…. explotó Y se convirtió en muñeca pájaro Pocos lo comprendieron aunque todos lo disfrutaran
Placentero deleite de ver a una mujer Convertirse en un largo reclamo de ser de otra manera Con otra cara Con otros brazos con otras piernas
Para mi ha sido mucho más que eso Empezó en un libro que inocente invitaba A atreverme a ser engullida momentáneamente Por un un pájaro de metal que el océano cruzara Conjuro de palabras complejas, grandioso poema Mil hojas que apenas describen una arena de la inmensa playa de complejidad que emergió en ella
Yo me escribo de otra manera hoy Cerrando viejos ciclos y abriendo otros Admirando su manera de ser grande en sí misma Sin necesitar nada más, a nadie más
Sin reparar si ella es tormenta, granizo o llovizna Sin importar lo que otros serán…
Ojalá que su magia me empape En una gota o en huracán Su autenticidad y esencia han sido tal Que no me importa si es hoy, mañana o jamás siempre quizás Cuando me llene con sus letras, sus colores Con su magia y su no verdad.
El caballero vestido de blanco me ofreció su desnudez Piel blanca, falsa transparencia que escondía un lobo hambriento de paz. Los magos redondos bañados en negro barro Pondrían fin a la vejez, sin embargo ensimismados Solo pudieron tragarse sus propias letras para no morir de hambre.
Ya casi termino de devorar los cien mil libros que ordena el artilugio Para revelarme la entrada al túnel de la verdad absoluta Confieso que a veces me siento más perdida, sobre todo cuando hay tormenta Y yo tengo que salir a conquistar otras tierras Los duelos sacan sus alas color arcoíris mientras danzan con la lluvia La que lleve debajo de mis pies ahora mismo. La torre blanca, se torno obscura alejándose de mi presente Y en el hueco que dejó con su partida, brotaron árboles y ardillas Lagartijas, Colibríes, un rio sediento, una rana y mucha soledad.