
Lejos de un techo, vivo en la calle
El horizonte es mi destino
Nada poseo, vivo del frío
Que de este viaje es mi testigo.
No tengo hogar, no tengo lecho
No tengo abrigo que me proteja
Yo nunca quise verme encerrada
Por grandes muros, por altas puertas
La libertad me eligió…
Y yo le respondí siguiéndola
La noche helada me cautivó
… yo le pague seduciéndola.
Desprecié las noches simples
Las que no erizan mi piel,
Pues la calma engendra calma
Y en el vaivén crece el alma
Manteniéndose de hiel.
Cada noche engendra miedos
Intranquilidad y angustia
Inseguridad y yerros
Que me revisten de astucia.
Deambulado sin reproches
Voy viajando entre las sombras
A la intemperie y huyendo
De las criaturas nocturnas
Que lengüetean mi piel.
¡La destazan!… ¡La desgarran!
Demandando mi lealtad
A ese voto de aislamiento
Que les profesé insegura
La noche que salí huyendo
Cuando me asfixió el calor
Y la piel me derritió
La llama de aquel lugar.
Con la piel en carne viva
Desprecié el calor mil veces,
Apagué todas las luces…
Y a la noche me entregué.
Pero en mis noches cercanas
A la muerte… a la nada
Busco sin querer refugio
Para mi frío una llama.
Y en mi obscuridad tan densa
Hoy me capturó hasta el alma
Una llama que a lo lejos
Seductora y cautivante
Me persigue y me reclama.
Ignorando por completo
De mi piel todas las llagas
Irreflexiva en mi marcha
Me aventuré hacia tocarla.
Recordando sus placeres
Sin contemplar mis flaquezas
Mi piel se rinde buscando
Calor intenso, sentir su fuerza.
Y las llamas me responden
Seduciendo mí destino
Para regresar a ellas
Para olvidar mis amantes
La obscura noche y este cruel frío.
Y cuando extiendo mi cuerpo
Para acariciar las flamas
Irreflexiva que soy de carne
Que se derrite si el fuego arde…
Reacciono ante el dolor y me retiro
Cuando siento que la piel me estalla
Reclamando consuelo en el frio.
Pues estar cerca de aquellas llamas
Resplandecientes, apasionantes
Para mi carne… para mi alma
Será la muerte si me abrazaran.
Noche gloriosa y cautivadora
Que me salvaste de aquel destino
Cubre mis ansias con tus heladas
Sana mis llagas con tu cruel frio.
Que por mi vehemente impulso
Tengo en la piel mil heridas
Tengo en el alma mil dudas
Y la cordura desfallecida
Y el impulso incontenible
De perderme en esas flamas
Cautivantes… seductoras
Aunque derritan mi alma.
Paloma Domitsú
1990’s
Poeta Mexicana