
Declaro esta guerra perdida y no por cobardía.
El campo de batalla está vacío.
Ya ni si quiera se oyen los sollozos de los moribundos.
En la trinchera aun hay manchas de sangre
Pero los cadáveres empiezan a descomponerse, el canto del viento es putrefacto.
¿Y tú sigues en pie, alimentando tu esquizofrenia que dominante te aconseja… Atormentándote con voces que, susurrantes quieren convencerte que aun hay algo por hacer.
¡Ya no te mientas más! Será lo más doloroso que harás en tu vida, pero verás… no hay acto más valiente que eso.
Ni siquiera la más sangrienta batalla.
¿No te das cuenta?
¡Se acabó!, ya no hay nada más que hacer en este lugar.
Deja de empuñar el arma… temblorosa y hambrienta nada ganarás.
Necesitas volver a pisar tierra serena.
Abandona tu posición … escucha tardíamente el toque de retirada
Recuerda, recuerda… las señales estaban ahí.
Poco te falto para morir en la línea de guerra
Yo sé, que quizás eso hubieras preferido…
Acéptalo… ya no es necesario
Ya todos se han ido
Y esta guerra sin sentido
Este odio desmedido ¡estalló!
Y si… ganaron los malos
Los que no saben gobernar, escribir, hablar, ni siquiera mirar de frente
Los que apuñalan por la espalda
Vaciaron los almacenes
Mataron los animales
Y quemaron la aldea
Aquí… ya no queda nada por que pelear.
¡Si tú! ¡Guerrera empecinada! Se que hubieras estado dispuesta a morir de hambre empuñando tu lanza. No es necesario, no tiene sentido.
¿Qué pretendes ganar?
Ya no queda nadie, los ganadores y perdedores se han retirado. Los cadáveres se están consumiendo, como tú.
Perdiste la batalla, perdiste esta guerra.
Inerme, atrévete a encarar tu verdad… eso es ser valiente.
Entrópica… prepara el nuevo ciclo.
Martha Vargas y/o Paloma Domitsú
Poeta Mexicana
2019