
Simplemente escribe para ti.
Parece sencillo y cualquiera te dirá que lo hace.
Pero… anda, escucha las voces cuando levantas la pluma, y si cualquier mínimo temor o ego te dicta los textos, limita tus signos intentando domar tu insustituible gramática, algo de los demás y no tú es quien ha hecho danzar a la pluma, en el brillante salón en donde la aprobación social hipnotiza los egos, y así nada tuyo será dicho realmente.
Todo se escribe y se reescribe si lo escribes en libertad, en derrame de palabras que se vienen y se van, será tu propia tragedia o historia de amor o valentía, sería tu decisión y nada más. Hazlo sin juicios ni egos, en un puro deleite de querer ser… sin andar con otros pasos o pensar con otros textos, con tus propios relatos y tus cuentos, tus fallos tan precisos y tuyos.
Cuenta tu propio cuento, y cuando alguien te invite… su relato escucha atento, pero hoy, hoy escribe solo para ti.
Escribe por tu cuenta la primera carta, el primer poema, reescribe o borra completo, si lo necesitas regresa al principio, reinventa el final si así te apeteces… si después cada intento decides reescribir lo escrito… es porque encontraste de nuevo tu mágica puerta por la que vestida de gloría aparece siempre la inocente poeta.
Martha Vargas / Paloma Domitsu
Diciembre 2020 Ciudad de México