
Llevo años atrapada, temerosa… con la intención de que todo marchara bien, pensando que yo sería la excepción y que en mi caso si funcionaria. Vendiendo tiempo y alternativas. Disfrazada con trajes sastres que cada año iban siendo más costosos.
Un día ya no funcionaron y los sustituí por atuendos irreverentes que se atrevieran a decir lo que yo no, porque año tras año constante, entregada, sin queja, seguía esforzándome en suponer que en mi caso si funcionaría.









